miércoles, 17 de agosto de 2011

NATURALISMO ESTÉTICO Y SIMBOLISMO

LECTURA DE ENTRADA: Las cosas son como son

El siglo XIX es un siglo de notorios avances. La Revolución Industrial se con­vierte en un proceso cuyos efectos se dejan sentir en el resto de Europa e in­cluso en lugares apartados del mundo. Las máquinas de vapor -trenes, bar­cos, calderas, motores, empresa siderúrgica- cambian la faz de las ciudades de Europa. Hacia mediados del siglo, cientos de chimeneas cambian el aspecto de ciudades como París, Londres, Nueva York y San Petersburgo.

Por la consolidación de la sociedad burguesa y su alianza con la antigua no­bleza se genera una nueva clase privilegiada: la burguesía capitalista, dueña de las grandes industrias y de los capitales bancarios y financieros. Lamenta­blemente, los beneficios que auguran la llegada de tiempos mejores bajo el es­píritu de la técnica y de la ciencia aplicada -la utilización de la luz eléctrica, el telégrafo, la estación de las vías férreas, la pasteurización, el desarrollo de las vacunas-, tocan sólo marginalmente a las grandes masas proletarias que en las ciudades industrializadas aún trabajan sometidos a horarios de 12 y hasta 16 horas y sin ninguno de los beneficios laborales que hoy parecen más ele­mentales. Muchos, de hecho, estaban condenados a morir de enfermedades pulmonares ya que desde niños estaban sometidos al hollín de las máquinas Este es el contexto en el que surgen las obras capitales de Marx que, bajo un lúcido análisis de las estructuras económicas de la sociedad, denuncian la in­justicia de la relación entre capitalista y trabajador.

Pero el siglo XIX es el siglo del Positivismo y del Pragmatismo. El primero alude a que el empuje dado al conocimiento humano por el avance de las ciencias naturales —la química, la medicina, la biología, la física, la mineralogía la fisiología— estimuló la consolidación de una filosofía "positiva", apoyada en una fe —a veces ingenua— en el progreso industrial de la sociedad y en las in­dudables hazañas de la técnica, la cual prometía a la humanidad un futuro es­plendoroso de la mano de la ciencia, la civilización y la fe en el pensamiento racional; el segundo, el Pragmatismo, alude al nacimiento de una filosofía apo­yada en la ciencia y el saber útil y necesario.

Al siglo XIX debemos el desarrollo de los métodos sociológicos que sentaran las bases para el estudio de las ciencias humanas: sociología, psicología, etno­logía, demografía, antropología y lingüística.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX se puede decir que ya no quedan lugares por descubrir sobre la faz de la tierra: Estados Unidos lleva a cabo la conquista del Oeste (el tren se abre paso de Este a Oeste); el transiberiano conquista las estepas rusas y el poder de Moscú se extien­de hasta el Océano Pacífico, los ingleses llevan a cabo el descubrimiento y la posterior conquista y atomización del corazón de África, descubren Oceanía y toman posesión de Polinesia y las islas del sur; los barcos a vapor hacen via­jes desde Valparaíso hasta Londres o desde San Francisco hasta Auckland, Hong Kong, El Cabo y Lisboa, para llevar y traer mercaderías y reco­ger materias primas. La presencia de Europa se hace inminente en el mundo entero: el Imperio Británico bajo la mano férrea de la Reina Victoria (reinó entre 1837-1901) extiende su dominio sobre India y el Lejano Oriente e impo­ne en el mundo los valores Victorianos: confianza, moralidad y paternalismo acompañados de explotación, hipocresía y arrogancia imperial.

v La estética naturalista: El arte romántico predominó en el gusto popular de todo el siglo XIX. En aten­ción al gusto burgués se escribieron dramas, novelas y poesías románticas, que convirtieron el movimiento en un clisé o en simple divertimento, es decir, en obras concebidas para entretener. Con altas dosis de melodramatismo, pose y truculencia, se produjeron obras de muy dudosa calidad, que gozaban, no obs­tante, del beneplácito del público moralista burgués. Frente a este romanticismo decadente, el verdadero

v arte de la segunda mitad del siglo XIX va a ser el arte naturalista, un arte que parece surgir de la observación de la cruda realidad. Una serie de hechos contribuyen a la consolidación de esta postura artística.

En el Naturalismo inciden el impulso de las ciencias naturales apoyadas en técnicas de observación y experimentación que empezaban a dar pasos monumentales en todos los campos, pero particularmente en fisiología, en biología, en química, en todas las áreas de la física y de hecho en la propa­gación de las teorías darwinistas. Igualmente, el desarrollo de los métodos sociológicos que consideran que la sociedad puede ser analizada y descrita de manera objetiva como cual­quier otro objeto de observación científica. El fracaso de la revolución de 1848, que concluyó con la imposición en Francia de Luís Napoleón (1852-1870) como Príncipe-Presidente, significó la disolución de toda democracia, la alianza de los capitales financieros con la nueva monarquía y la consolidación de un Estado burgués.

v El Naturalismo es un antirromanticismo, cuyos principios artísticos se fun­dan en las ciencias exactas de observación de la realidad. El Naturalismo va de la mano del desarrollo del pensamiento racionalista y tecnológico que hace a un lado todo idealismo; se basa en principios so­ciológicos y sicológicos de causalidad. El escritor es entonces un psicólogo y un sociólogo y muchos artistas pro­dujeron sus novelas como verdaderos tratados sociales (Zolá). La objetividad sentada como máxima lleva a plantear una nueva estética, que podría ser llamada estética de lo feo y que parte de la observación de lo prosaico, de la fealdad de lo cotidiano.

No obstante, con el Naturalismo surge el escritor profesional -que investi­ga, que prepara y, consciente de su función, elabora cuidadosamente su obra-, algo totalmente diferente a aquellos escritores del período anterior que publicaban volumen tras volumen, atendiendo el afán del público lec­tor de folletines.

El arte naturalista, al situarse de manera crítica e irónica frente a la realidad al hacerse antiburgués en medio de una sociedad burguesa, acentúa sl condición de arte por el arte, ya no en el sentido que daban los románticos a esta expresión (como fórmula de evasión), sino en el sentido de que el nuevo escritor es un profesional, que se dedica vital e intensamente a la concepción y creación de su obra, ejemplo máximo de ello es la obra de Flaubert.

TRABAJO:

Ø Enuncie por lo menos cinco máquinas a vapor.

Ø ¿Por qué se conoce el siglo XIX como el siglo del positivismo y del pragmatismo?

Ø ¿Quién fue la reina Victoria, quienes son sus descendientes?

Ø ¿Qué es el naturalismo y cómo surgió?

Ø ¿Por qué el naturalismo es un antirromanticismo?

Ø ¿Quiénes eran los dueños de las grandes industrias y de los capitales bancarios y financieros?

Ø ¿Cuál es la clase proletaria?

Ø ¿Quién fue Carlos Marx y que obra lo hizo famoso?

Ø Qué es el positivismo y el pragmatismo?