miércoles, 17 de agosto de 2011

NATURALISMO ESTÉTICO Y SIMBOLISMO

LECTURA DE ENTRADA: Las cosas son como son

El siglo XIX es un siglo de notorios avances. La Revolución Industrial se con­vierte en un proceso cuyos efectos se dejan sentir en el resto de Europa e in­cluso en lugares apartados del mundo. Las máquinas de vapor -trenes, bar­cos, calderas, motores, empresa siderúrgica- cambian la faz de las ciudades de Europa. Hacia mediados del siglo, cientos de chimeneas cambian el aspecto de ciudades como París, Londres, Nueva York y San Petersburgo.

Por la consolidación de la sociedad burguesa y su alianza con la antigua no­bleza se genera una nueva clase privilegiada: la burguesía capitalista, dueña de las grandes industrias y de los capitales bancarios y financieros. Lamenta­blemente, los beneficios que auguran la llegada de tiempos mejores bajo el es­píritu de la técnica y de la ciencia aplicada -la utilización de la luz eléctrica, el telégrafo, la estación de las vías férreas, la pasteurización, el desarrollo de las vacunas-, tocan sólo marginalmente a las grandes masas proletarias que en las ciudades industrializadas aún trabajan sometidos a horarios de 12 y hasta 16 horas y sin ninguno de los beneficios laborales que hoy parecen más ele­mentales. Muchos, de hecho, estaban condenados a morir de enfermedades pulmonares ya que desde niños estaban sometidos al hollín de las máquinas Este es el contexto en el que surgen las obras capitales de Marx que, bajo un lúcido análisis de las estructuras económicas de la sociedad, denuncian la in­justicia de la relación entre capitalista y trabajador.

Pero el siglo XIX es el siglo del Positivismo y del Pragmatismo. El primero alude a que el empuje dado al conocimiento humano por el avance de las ciencias naturales —la química, la medicina, la biología, la física, la mineralogía la fisiología— estimuló la consolidación de una filosofía "positiva", apoyada en una fe —a veces ingenua— en el progreso industrial de la sociedad y en las in­dudables hazañas de la técnica, la cual prometía a la humanidad un futuro es­plendoroso de la mano de la ciencia, la civilización y la fe en el pensamiento racional; el segundo, el Pragmatismo, alude al nacimiento de una filosofía apo­yada en la ciencia y el saber útil y necesario.

Al siglo XIX debemos el desarrollo de los métodos sociológicos que sentaran las bases para el estudio de las ciencias humanas: sociología, psicología, etno­logía, demografía, antropología y lingüística.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX se puede decir que ya no quedan lugares por descubrir sobre la faz de la tierra: Estados Unidos lleva a cabo la conquista del Oeste (el tren se abre paso de Este a Oeste); el transiberiano conquista las estepas rusas y el poder de Moscú se extien­de hasta el Océano Pacífico, los ingleses llevan a cabo el descubrimiento y la posterior conquista y atomización del corazón de África, descubren Oceanía y toman posesión de Polinesia y las islas del sur; los barcos a vapor hacen via­jes desde Valparaíso hasta Londres o desde San Francisco hasta Auckland, Hong Kong, El Cabo y Lisboa, para llevar y traer mercaderías y reco­ger materias primas. La presencia de Europa se hace inminente en el mundo entero: el Imperio Británico bajo la mano férrea de la Reina Victoria (reinó entre 1837-1901) extiende su dominio sobre India y el Lejano Oriente e impo­ne en el mundo los valores Victorianos: confianza, moralidad y paternalismo acompañados de explotación, hipocresía y arrogancia imperial.

v La estética naturalista: El arte romántico predominó en el gusto popular de todo el siglo XIX. En aten­ción al gusto burgués se escribieron dramas, novelas y poesías románticas, que convirtieron el movimiento en un clisé o en simple divertimento, es decir, en obras concebidas para entretener. Con altas dosis de melodramatismo, pose y truculencia, se produjeron obras de muy dudosa calidad, que gozaban, no obs­tante, del beneplácito del público moralista burgués. Frente a este romanticismo decadente, el verdadero

v arte de la segunda mitad del siglo XIX va a ser el arte naturalista, un arte que parece surgir de la observación de la cruda realidad. Una serie de hechos contribuyen a la consolidación de esta postura artística.

En el Naturalismo inciden el impulso de las ciencias naturales apoyadas en técnicas de observación y experimentación que empezaban a dar pasos monumentales en todos los campos, pero particularmente en fisiología, en biología, en química, en todas las áreas de la física y de hecho en la propa­gación de las teorías darwinistas. Igualmente, el desarrollo de los métodos sociológicos que consideran que la sociedad puede ser analizada y descrita de manera objetiva como cual­quier otro objeto de observación científica. El fracaso de la revolución de 1848, que concluyó con la imposición en Francia de Luís Napoleón (1852-1870) como Príncipe-Presidente, significó la disolución de toda democracia, la alianza de los capitales financieros con la nueva monarquía y la consolidación de un Estado burgués.

v El Naturalismo es un antirromanticismo, cuyos principios artísticos se fun­dan en las ciencias exactas de observación de la realidad. El Naturalismo va de la mano del desarrollo del pensamiento racionalista y tecnológico que hace a un lado todo idealismo; se basa en principios so­ciológicos y sicológicos de causalidad. El escritor es entonces un psicólogo y un sociólogo y muchos artistas pro­dujeron sus novelas como verdaderos tratados sociales (Zolá). La objetividad sentada como máxima lleva a plantear una nueva estética, que podría ser llamada estética de lo feo y que parte de la observación de lo prosaico, de la fealdad de lo cotidiano.

No obstante, con el Naturalismo surge el escritor profesional -que investi­ga, que prepara y, consciente de su función, elabora cuidadosamente su obra-, algo totalmente diferente a aquellos escritores del período anterior que publicaban volumen tras volumen, atendiendo el afán del público lec­tor de folletines.

El arte naturalista, al situarse de manera crítica e irónica frente a la realidad al hacerse antiburgués en medio de una sociedad burguesa, acentúa sl condición de arte por el arte, ya no en el sentido que daban los románticos a esta expresión (como fórmula de evasión), sino en el sentido de que el nuevo escritor es un profesional, que se dedica vital e intensamente a la concepción y creación de su obra, ejemplo máximo de ello es la obra de Flaubert.

TRABAJO:

Ø Enuncie por lo menos cinco máquinas a vapor.

Ø ¿Por qué se conoce el siglo XIX como el siglo del positivismo y del pragmatismo?

Ø ¿Quién fue la reina Victoria, quienes son sus descendientes?

Ø ¿Qué es el naturalismo y cómo surgió?

Ø ¿Por qué el naturalismo es un antirromanticismo?

Ø ¿Quiénes eran los dueños de las grandes industrias y de los capitales bancarios y financieros?

Ø ¿Cuál es la clase proletaria?

Ø ¿Quién fue Carlos Marx y que obra lo hizo famoso?

Ø Qué es el positivismo y el pragmatismo?

martes, 24 de mayo de 2011

MAPAS CONCEPTUALES

La base de todo aprendizaje radica en el análisis reflexivo de un texto. Analizar consiste en partir de la información general de un mensaje hasta descomponerlo en sus elementos mínimos y esenciales, es decir, eliminando todo aquello que no sea indispensable a la argumentación general. Esta gimnasia intelectual es necesaria a todo esfuerzo de comprensión y de síntesis.

La síntesis o el resumen supone expresar en pocas y precisas palabras las informaciones, opiniones y los argumentos contenidos en un mensaje, sea este oral o escrito. Esto implica realizar una lectura activa, crítica e inteligente, siguiendo el desarrollo de las ideas principales y distinguiendo claramente las ideas secundarias para luego traducir a nuestro modo habitual de expresión, las ideas esenciales o el núcleo central de un tema expuesto por un escritor o expositor.

El resumen no comporta comentario personal alguno de aquel que hace la síntesis, se trata más bien de reconstruir el orden lógico que el autor quiso dar a su pensamiento.

Para hacer un buen resumen se requiere: Asumir una actitud de atención y concentración frente al mensaje; Observar atentamente las características del mensaje o la imagen global de un texto: títulos, subtítulos, epígrafes, ilustraciones, tipos de letras; leer párrafo por párrafo para expresar con palabras propias el contenido esencial de cada uno y determinar su función comunicativa específica; informar, anunciar, contradecir, argumentar, complementar, explicar, ilustrar; reagrupar las ideas de acuerdo con la semejanza en el contenido y según su orden jerárquico de importancia; nominalizar cada conjunto de ideas con palabras o grupos de palabras que de algún modo expresen su contenido esencial; reconstruir en forma resumida el texto original evidenciando las relaciones lógicas que hay entre las ideas y su grado de importancia; producir o expresar por escrito la interpretación personal de las ideas principales; revisar la forma de redacción y la ortografía de esa interpretación.

El resumen se puede presentar con pocas palabras o en forma de gráficas, cuadros sinópticos o esquemas. El esquema es la representación gráfica o simbólica de objetos inmateriales o materiales como máquinas u organismos. También se puede concebir como la representación visual y sintetizada de los contenidos más significativos de un escrito o la serie de puntos diversos o correspondientes a un mismo tema que se someten a exposición o deliberación. De ahí que haya distintas formas posibles de esquemas. Al hacer un esquema hay que tener cuidado, pues éste puede perder su valor de síntesis si carece de la debida estructuración visual y adecuada valoración cualitativa de sus elementos. Para ello es necesario: Estructurar todos los datos obtenidos de la lectura en orden jerárquico, es decir destacando los de mayor relevancia: capítulos, títulos, subtítulos, ideas principales. Una vez recopilados y seleccionados los datos, se recomienda emplear en la estructuración del esquema los siguientes medios: Categorizar los elementos del esquema de modo que los de mayor importancia queden a la izquierda y los de menor a la derecha; cuando se quiera sistematizar asuntos o temas, se puede emplear el sistema de enumeración mixto (combinación del sistema numérico y alfabético) o la clasificación decimal la más común; utilizar diversos tipos de letras (mayúsculas y minúsculas) y hacer uso de frases telegráficas para lograr la mayor economía verbal posible en la presentación de los datos.

Los resúmenes gráficos más comunes son los cuadros sinópticos y los esquemas. Los esquemas son representaciones gráficas que contienen y exponen de manera sencilla un proceso complejo; normalmente sirven para clasificar y ordenar ideas, asignándoles un orden en la exposición, dándole a cada una la importancia. En su elaboración se recomiendan tres pasos: recopilar la información; ordenarla jerárquicamente y, señalar mediante flechas, líneas, números o cualquier otro sistema gráfico las relaciones entre las ideas. Los esquemas gráficos pueden ser de tres tipos:

Mapa conceptual: En su elaboración se parte del centro con la idea principal y a su alrededor se ubican las secundarias unidas por líneas, que pueden estar acompañadas de elementos de enlace (conjunciones, preposiciones…).

Esquema en árbol: Se presentan las ideas en forma de pirámide o árbol de tal modo, que la idea principal va arriba y las secundarias se desprenden de ellas mediante líneas hacia abajo y el orden jerárquico va de izquierda a derecha.

Cuadros sinópticos: Ordena las ideas de izquierda a derecha y de arriba abajo, de modo que la idea principal quede en el extremo izquierdo y las secundarias se ordenen de a cuerdo con el rango de arriba abajo y se relacionan con llaves o corchetes.

Los mentefactos: Se definen como herramientas fundamentales en la formación de estructuras metacognitivas en la mente humana. Son un tipo de ideograma original, propuesto por Miguel De Zubiría dentro del marco teórico de la Pedagogía Conceptual.

Los mentefactos conceptuales, no se pueden concebir como mapas conceptuales, pues estos poseen características distintas: uno es un ‘mapa’ y el otro un ‘mentefacto’. En segundo lugar, que sean ideogramas, que lo son, responde parte de la cuestión. Tan parcial como afirmar que "tanto perros como gatos son mamíferos", que poco responde a ¿qué es un perro? o ¿qué es un gato? Pocos quedarían satisfechos con una respuesta tan general. En tercer lugar, que los mapas y los mentefactos conceptuales ostenten un centro y ramas laterales, puede reflejar una característica visual secundaria, como el color negro o gris de un perro, que en nada le hace ser perro.

Los mentefactos conceptuales son herramientas creadas por Pedagogía Conceptual a propósito de re-presentar conceptos, del modo más sintético y fácil posible. El diseño de un mentefacto conceptual está regulado por un conjunto preciso de reglas conocidas como las reglas mentefactuales.

Como el mentefacto conceptual representa conceptos difiere del "mapa conceptual" que dibuja grupos o empaquetamientos de pensamientos sin orden, agrupados en torno a un tema (el agua, la soledad, los números) En idéntico sentido difiere del cuadro sinóptico, el cual dibuja clases incluidas unas en otras.

Hoy es claro que el concepto, en Pedagogía Conceptual, responde las preguntas esenciales que penetran la esencia de una noción. El mentefacto conceptual localiza cada repuesta en un sector especial del espacio. En las áreas: izquierda, superior, derecha e inferior. Cada sector responde una pregunta.

Los conceptos los arman cuatro grupos de Pensamientos: i) isoordinados, ii) supraordinados, iii) excluidos e iv) infraordinados. Los isoordinados muestran las esencialidades, los supraordinados el grupo que incluye al concepto, los excluidos señalan la(s) noción(es) más próxima(s) al concepto, y los infraordinados especifican las clases y los subtipos del concepto.

Con esta aclaración resulta sencillo leer cualquier mentefacto. Con alguna experiencia resulta muy sencillo leer mentefactos –no así crearlos–, basta con seguir las manecillas del reloj, e identificar los pensamientos isoordinados, supraordinados, excluidos e infraordinados.

Las Reglas Mentefactuales: Construir un mentefacto conceptual, o responder las preguntas esenciales parece sencillo, sin embargo requiere enorme cuidado y seguir unas reglas. Estas reglas son:

Regla de Preferencia: Preferir los pensamientos universales, que abarcan todo el sujeto. Al conceptualizar el concepto AMISTAD, sería inferior el pensamiento "La amistad ocurre con frecuencia en la adolescencia" por ser modal con un cromatizador (Con frecuencia…), a "No hay amistad sin profunda intimidad psíquica entre dos individuos", ya que ésta última es universal.

Regla de Género Próximo: Esta regla tiene dos presentaciones, positiva y negativa. La presentación positiva sugiere emplear el género más próximo al concepto. La negativa actúa cuando se demuestra que existe una clase supraordinada menor a la previamente propuesta, lo cual invalida la supraordinación previa. Como cuando por ejemplo el concepto PLANETA, se propone la supraordinada "CUERPO CELESTE", pues todos los planetas pertenecen al conjunto cuerpos celestes, se viola esta regla, pues sería más cercana sería la idea supraordinada "CUERPO CELESTE OPACO", el cual debería elegirse.

Regla de coherencia: El mentefacto respeta la acepción del concepto. Algunos pueden tener varias acepciones. El concepto HOMBRE, por ejemplo, difiere para la biología (como homínido), para la antropología (como ser cultural) y para la psicología (como individuo con personalidad). De igual modo el concepto INTELIGENCIA, difiere si es leído desde la teoría de Piaget o de la de Vygotsky. Se prohíbe que el mentefacto cambie la acepción inicial o incluya pensamientos válidos para otra acepción.

Regla de Recorrido: Cada exclusión deben explícitarse una a una. Cuando hay muchas, al menos explicite las dos más próximas al concepto. Por ejemplo, en el concepto "SOLUCIÓN" (Idea Supraordinada "MEZCLA HOMOGÉNEA") dice poco su exclusión "DISPERSIÓN" sin explicitar por qué lo es. En el caso de "PRIMATE" (Idea Supraordinada "MAMÍFERO EUTERIO"), que tiene más de 15 exclusiones, se explicitarían dos o tres.

Regla de Diferencia Específica: Bajo ninguna circunstancia, la propiedad que excluye puede compartirla otra clase del supraordinado, sería síntoma de que existe una clase supraordinada más próxima. Por ejemplo, en la idea "PLANETA", con supraordinada "CUERPO CELESTE" y exclusiones "SATÉLITE" "ASTEROIDE" "ESTRELLA", entre otras. Si al hacer la exclusión "PLANETA" difiere de "ESTRELLA" en que la estrella emite luz y el planeta no, no emitir luz también la comparte "SATÉLITE" y "ASTEROIDE". Rota, la supraordinada queda mal (como comentamos en la Regla del Género Próximo). Este error también ocurre al hacer esenciales a un concepto pensamientos no esenciales a la supraordinada y, por lo tanto, válidos en las exclusiones (Regla de Anticontenencia).

Regla de Propiedad: Las isoordinaciones proponen características esenciales. Esta regla apunta al meollo del concepto: el mentefacto explicita cuáles son sus propiedades básicas, características, que le pertenecen intrínsecamente.

Regla de Anticontenencia: En ningún caso una isoordinada podrá ser una característica del supraordinado. Esto, aparte de que hace que las isoordinadas sean válidas para las exclusiones (Regla de Diferencia Específica), será insuficiente al caracterizar el concepto. El ejemplo aristotélico de proposición universal ha sido "Todos los hombres son mortales", sin embargo, ser mortal no puede ser una isoordinada de "HOMBRE" (aunque sea cierto para todos los hombres) porque es una isoordinada de la clase supraordinada (en realidad, de una supraordinada muy lejana: "SER VIVO"). Otro ejemplo que se puede tomar: Pedro Martínez es un Martínez, pertenece a familia y ha heredado muchas de sus características. Sin embargo, él es Pedro, un individuo singular, irrepetible, único… no un reflejo directo de su familia, no únicamente su supraordinado. Predicar de Pedro cualidades comunes a todos sus hermanos es importante, pero insuficiente. Las cualidades comunes constituyen el género, aunque él es él.

Regla de Completez: El número de infraordinadas no tiene restricción. Sin embargo cada infraordinación debe ser total, contener todos los casos. El conjunto de la unión de las infraordinadas igualará al concepto completo. Incumplir esta regla sería como al enunciar a los integrantes de su familia olvidarse deliberadamente de algunos miembros.

ACTIVIDAD SUGERIDA: Elabora un mapa conceptual y un cuadro sinóptico con el tema personajes de la última obra leída en clase.

Elabore un mentefacto con los temas: CONTAMINACIÓN AMBIENTAL, CALENTAMIENTO GLOBAL, DESASTRE ECOLÓGICO y otros términos que considere.

EL ROMANTICISMO LITERARIO EUROPEO

El Romanticismo como movimiento literario europeo, se inicia a finales del siglo XVIII y va hasta mediados del siglo XIX. Se caracteriza por su entrega a la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza.

El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el significado original de 'semejante al romance', con el fin de denigrar los elementos fantásticos de la novela de caballerías muy en boga en la época.

Hacia finales del siglo XVIII los gustos literarios en Alemania y Francia se alejan progresivamente de las tendencias clásicas y neoclásicas. Los autores románticos encuentran su primera fuente de inspiración en la obra de dos grandes pensadores europeos: el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el escritor alemán Johann Wolfang von Goethe. Fue precisamente Rousseau quien estableció el culto al individuo y celebró la libertad del espíritu humano al afirmar: "Siento antes de pensar". Goethe y sus compatriotas, el filósofo y crítico Johann Gottfried von Herder y el historiador Justus Moser, incidieron en aspectos más formales, colaborando en una serie de ensayos titulados Von deutscher Art und Kunst (Sobre el estilo y el arte alemán, 1773), obra en la que ensalzan el espíritu romántico manifestado en las canciones populares alemanas, la arquitectura gótica y las obras de Shakespeare.

Goethe se propuso imitar la libertad estilística de Shakespeare en su Gotz von Bertichingen (1773), un drama histórico sobre un caballero rebelde del siglo XVI. La obra, que justifica la insurrección contra la autoridad política, inauguró el movimiento literario conocido como Sturm und Drang (tormenta e impulso), considerado como precursor del romanticismo alemán. En esta tradición se inscribe también la célebre novela de Goethe Las Desventuras del Joven Werther (1779); ésta obra, que figura entre las principales referencias del movimiento romántico, exalta los sentimientos hasta el punto de justificar el suicido por un amor no correspondido, y establece un tono y un estado de ánimo imitado por los autores románticos tanto en sus obras como en su vida personal: una tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción.

TEMAS DEL ROMANTICISMO

EL ANARQUISMO

Gran parte de los movimientos libertarios y abolicionistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX tienen su origen en conceptos de la filosofía romántica como pueden ser el deseo de liberarse de las convenciones y la tiranía, y el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Del mismo modo que los temas racionales, formales y convencionales característicos del neoclasicismo estaban abocados al rechazo, los regímenes autoritarios que favorecieron y auspiciaron este movimiento hubieron de enfrentarse inevitablemente a importantes revueltas populares.

La política y los temas sociales fueron claves en la poesía y la prosa románticas en todo el mundo occidental, y fructificaron en documentos humanos, notables por su vigor y su vigencia en el mundo actual. El año de 1848 estuvo marcado en Europa por el estallido de graves revueltas políticas, y la corriente romántica fluyó con fuerza en Italia, España, Austria, Alemania y Francia. En Guillermo Tell (1804), del dramaturgo alemán Friedrich von Schiller, un oscuro montañés medieval se convierte en símbolo inmortal de la lucha contra la tiranía y el gobierno extranjero. En la novela Los novios (1827), del escritor italiano Alessandro Manzoni, una pareja de campesinos derrota finalmente el feudalismo en el norte de Italia. Lord Byron y Percy Bysshe Shelley, que encarnan para los lectores de poesía inglesa la figura del poeta romántico por antonomasia (tanto en su estilo vital como en sus obras), protestaron airadamente contra los males políticos y sociales de la época y defendieron la causa de la libertad en Italia y Grecia. El poeta ruso Alexandre Serguéievich Pushkin, cuya admiración por las obras de Byron es manifiesta, alcanzó la fama con su 'Oda a la libertad' y como muchos autores románticos fue perseguido por subversión política y condenado al exilio.

LA NATURALEZA

Uno de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la (presumible) inocencia de los habitantes del mundo rural se observa por primera vez como tema literario en la obra 'Las estaciones' (1726-1730), del poeta escocés James Thomson; obra que se cita a menudo como una influencia decisiva en la poesía romántica inglesa y su visión idílica de la naturaleza, una tendencia liderada por el poeta William Wordsworth.

El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida.

PASIÓN POR LO EXÓTICO

Imbuidos de un nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios y ambientaron sus obras en lugares como las Hébridas de la tradición ossiánica, como en la obra del poeta escocés James MacPherson o el Xanadú oriental evocado por Coleridge en su inacabado 'Kubla Jan' (c. 1797). Una obra decisiva fue la recopilación de antiguas baladas inglesas y escocesas realizada por Percy Thomas; sus Reliquias de poesía inglesa antigua (1765) ejercieron una influencia notable, tanto formal como temática, en la poesía romántica posterior. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacía las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

LO SOBRENATURAL

El gusto por los elementos irracionales y sobrenaturales figura entre las principales características de la literatura inglesa y alemana del periodo romántico. Esta tendencia se vio reforzada en un sentido por la desilusión con el racionalismo del siglo XVlll, y en otro por la recuperación de una abundante cantidad de literatura antigua (cuentos populares y baladas) realizada por Percy y los eruditos alemanes Jacob y Wilhelm Kart (Grimm y el escritor danés Hans Christian Andersen o el español Gustavo Adolfo Bécquer, que tanto influyó en los poetas hispanoamericanos.

A partir de estos materiales surge, por ejemplo, el motivo del doppelgänger (el doble). Muchos escritores románticos, especialmente los alemanes, se mostraron fascinados con este concepto, que en cierto modo refleja la preocupación romántica por la propia identidad. El poeta Heinrich Heine escribió un poema apócrifo titulado 'Der Doppelgänger (1827); otra obra basada en el mismo tema es El elixir del diablo (1815-1816), una novela corta de E. T. A. Hoffmann; y lo mismo cabe afirmar de La increíble historia de Peter Schlemihl (1814), de Adelbert von Chamisso, un relato sobre un hombre que vende su sombra al diablo. Mucho tiempo después el gran maestro ruso Fiódor Mijáilovich Dostoievski escribió su famosa novela El doble (1846), un estudio sobre la paranoia de un modesto oficinista.

ACTIVIDAD SUGERIDA

Elabora una breve reseña, en la que se defina el concepto real de romanticismo e identifica las posibles diferencias que tenias del concepto.

miércoles, 16 de marzo de 2011

HUMANISMO Y RENACIMIENTO

El Humanismo es un movimiento intelectual y artístico revolucionario de la Europa del siglo XV; parte del concepto del volver a nacer, concepto que retoman de los ideales grecolatinos en los campos de la ciencia, del arte, la literatura, la filosofía y la religión. Se inicia con el florecimiento de ciudades estados como Florencia, Génova y Venecia. Como movimiento nace en Italia y se extiende por toda Europa, teniendo tres direcciones: las letras y las artes (renacimiento), la ciencia y la filosofía (humanismo) y la religión (reformas o sismas).

RENACIMIENTO ITALIANO: El renacimiento coincidió en Italia con un periodo de expansión económica, política y cultural. Las ciudades salieron de la etapa feudal (véase Feudalismo) y se convirtieron en importantes centros comerciales e industriales. Los dirigentes de cada una de las ciudades luchaban entre sí para aumentar su poder, conquistando otros territorios y estableciendo zonas de influencia alrededor de sus dominios. Algunas ciudades-estado, como Venecia y Genova, consiguieron crear extensas zonas comerciales en el Mediterráneo. Culturalmente, todo el periodo estuvo marcado por la búsqueda y el descubrimiento de manuscritos antiguos y por una nueva lectura de la literatura y la filosofía clásicas, que poco a poco se fueron revalorizando en toda Europa.

Muchas de las grandes figuras del primer renacimiento eran eruditos dedicados al estudio filosófico o a la traducción de los clásicos griegos y latinos. Recibieron el nombre de humanistas debido a su interés por el ser humano, y no tanto por los temas trascendentes que ocupaban a los eruditos de la edad media. Muchos de estos humanistas se inspiraron en las obras de Platón, al que dieron más valor que a su discípulo Aristóteles, contrariamente a la norma que había regido en el periodo anterior.

Una de las figuras más importantes de comienzos del renacimiento fue el poeta y humanista Petrarca, introductor de una nueva sensibilidad, hasta entonces inédita, en la cultura europea. A diferencia de Dante y de otros escritores y pensadores medievales, como el filósofo escolástico Tomás de Aquino y el francés Pedro Abelardo, Petrarca no tenía ningún interés en reproducir sólo las enseñanzas de los escritores clásicos, sino que pretendía ir más allá, adoptando su mentalidad y creando obras con el mismo espíritu que les animó a ellos en su momento. Latinista de renombre, contribuyó definitivamente a reinstaurar el latín clásico como lenguaje literario y erudito, en sustitución del maltrecho latín medieval que había servido hasta entonces como vehículo de comunicación internacional y que comenzó a dejar de hablarse a partir de entonces.

Boccaccio, como Petrarca, era totalmente consciente de pertenecer a una época nueva y apasionante dentro de la cultura occidental. Recibió una gran influencia del poeta lírico pero, al contrario que éste, Boccaccio prefirió la narrativa a la poesía. Aunque ya dio muestras de talento en sus primeras historias, II Filocolo (1336) y Elegía de madonna Fiammetta (1343-1344), su obra maestra fue Decamerón (1353). Se trata de una colección de cien cuentos para los que el autor se inspiró en la vida real y no en modelos literarios, como había ocurrido en toda la literatura escrita hasta entonces. Su argumento es el siguiente: un grupo de personajes, siete hombres y tres mujeres, que se han refugiado en una remota casa de campo huyendo de la peste que invadía Florencia, van narrando, a lo largo de diez días, una serie de curiosas historias, algunas cómicas, otras picantes, que les servirán para matar el tiempo durante su forzado encierro.

Durante el siglo XV se desarrolló un nuevo movimiento cultural denominado humanismo que sustituyó las concepciones medievales, situando al ser humano en el centro del universo y considerando la vida en la tierra como un periodo en el que el alma puede llegar a la plenitud. En el renacimiento aparecieron numerosos individuos a los que se les denominó "hombres universales", es decir, artistas que alcanzaron la perfección en más de una disciplina. Artistas completos se pueden considerar el arquitecto, pintor y organista León Battista Alberti, y los conocidísimos Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. Esta universalidad intelectual fue característica también de muchos de los príncipes que gobernaron las ciudades italianas durante aquella brillante época. Entre ellos, el más destacado fue Lorenzo de Medici, miembro de la ilustre familia que gobernó en Florencia durante décadas. Lorenzo fue político y mecenas de las artes, así como poeta y crítico, dotado de exquisito gusto.

El renacimiento llegó a su plena consolidación en el siglo XVI. La lengua italiana, que había sido desechada durante siglos por los humanistas, preocupados más bien por los textos griegos y latinos clásicos, alcanzó una dignidad, hasta entonces negada, como lengua literaria. Pietro Bembo, autor que ejerció gran influencia en la literatura de la primera mitad del siglo, contribuyó decisivamente a colocar al italiano en esa situación. En sus tratados, especialmente en Prosas sobre la lengua vulgar, obra considerada como la primera gramática de la lengua italiana, ensalzó los escritos de Boccaccio y de Petrarca como modelos, respectivamente, de la prosa y la poesía italianas. Con sus Rimas, que imitan el estilo de Petrarca, marcó el comienzo del movimiento denominado "petrarquismo". Pero Bembo no fue el único autor destacado del siglo. Junto a él se sitúan otros dos hombres de letras importantes: el filósofo de la política Nicolás Maquiavelo y el poeta Ludovico Ariosto.

RENACIMIENTO FRANCÉS: En el siglo XVI la literatura francesa sucumbió a la arrolladora influencia del renacimiento italiano. Los versos de Petrarca y los conceptos clásicos, en especial los de filosofía platónica, fueron aceptados con entusiasmo. Se adoptaron en la corte de Margarita, reina de Navarra, que se convirtió en el centro de la cultura francesa de la época. El más importante de los primeros poetas del renacimiento fue el escritor del siglo XVI, Maurice Scéve, cuyas obras reflejan la intelectualidad del renacimiento. La expresividad emocional de Villon y de poetas de la Pléyade posteriores, desaparece en el verso de Scéve y se convierte en una expresión formal de la percepción y el conocimiento. Teniendo esto en cuenta y por sus alusiones oscuras, tiene cierto parecido con corrientes poéticas del siglo XX.

El renacimiento llegó a su máximo apogeo con la nueva generación de poetas. Siete poetas formaron un grupo conocido por la Pléyade, cuyo mentor incuestionable fue Pierre de Ronsard y crearon una nueva época literaria. Sus muy imitadas odas y sonetos, en Amores de Cassandra (1552), y su poema épico inacabado, La Franciada (1572), le convirtieron en el poeta más famoso del siglo. Utilizó a los antiguos clásicos como modelo, de acuerdo con las teorías poéticas de Joachim du Bellay, segundo en importancia entre los poetas de la Pléyade. Con la perfección de sus formas poéticas, Ronsard ayudó a preparar la llegada del clasicismo.

Las nuevas ideas del renacimiento y en especial el nuevo concepto del humanismo hicieron su primera aparición en los escritos de Francois Rabelais, De sus cinco libros, los más famosos son Pantagruel (1532) y Gargantúa (1534), cómicas historias épicas de gigantes. Rabelais utilizó estos personajes para personificar la libertad y potencialidad del humanismo, que quería lograr el desarrollo completo del cuerpo y de la mente. Recomendaba una amplia moralidad, llamada pantagruelismo, dedicada a satisfacer todo lo que requería la naturaleza humana, como una manera de aceptar racionalmente la realidad. Rabelais proyecta un realismo, germinado en la alegoría Le Román de la rose, que vuelve a aparecer en el siglo XVII en las comedias del dramaturgo Moliere. Uno de los escritores en prosa más importantes de Francia, Rabelais destacó por su vitalidad e ingenio y su fe ilimitada en la capacidad del espíritu humano.

Michel de Montaigne fue el prototipo del humanista erudito francés. Describió en sus Ensayos (1581-1588) su filosofía personal de todos los temas que le interesaban. Recomendaba un escepticismo suave pero universal de lo que ofrecía la filosofía para escapar de la frustración y del desencanto y lograr contentarse en la vida. Su sistema pedagógico hace hincapié en un espíritu abierto a la investigación más que a la acumulación de hechos. En política y religión, Montaigne era conservador, en búsqueda de la serenidad social e individual. Los Ensayos ofrecieron el primer modelo del hombre honesto, es decir, el caballero culto del siglo XVII.

RENACIMIENTO ALEMÁN: A finales de la edad media, la gran estirpe de duques se había extinguido y se crearon nuevos principados. Tres casas reales —Habsburgo, Wittelsbach y Luxemburgo— lucharon por los derechos dinásticos de la corona imperial. En 1273, los electores pusieron fin al Gran Interregnum al elegir emperador a Rodolfo de Habsburgo, un príncipe menor de Suabia incapaz de recuperar las propiedades imperiales que habían sido usurpadas. Rodolfo I de Habsburgo se concentro en agrandar las posesiones de su familia. Ayudado por los Wittelsbach y otros, derrotó al rey de bohemia, Premys l Otakar II, y reconquistó las posesiones que éste había usurpado —Austria, Estiria, Carintia y Carniola— para sus dos hijos, así que hizo de los Habsburgo una de las grandes potencias del Imperio.

Tras la muerte de Rodolfo, los electores eligieron a Adolfo de Nassau pero lo depusieron cuando impuso excesivamente su autoridad. Alberto I, su sucesor, mostró sus deseos de incrementar su territorio pero murió en una expedición a Suiza. En la búsqueda de un nuevo emperador, los electores votaron a Enrique, conde de Luxemburgo. Inquieto por restaurar los derechos imperiales en Italia, Enrique Vil cruzó los Alpes en 1310 y sometió temporalmente a Lombardía; fue coronado por el pueblo romano, al abandonar Roma durante el Cisma de Aviñón, también denominado "cautividad de Babilonia". Murió intentando conquistar Nápoles a los franceses.

La guerra civil hizo entonces estragos hasta que el candidato de los Wittelsbach al trono, Luis de Baviera, derrotó a Federico I de Habsburgo en la batalla de Mühldorf en 1322. Luis IV de Baviera logró ser coronado en Italia, pero el papa Juan XXII, que puso objeciones a su intervención en la política italiana, invalidó su título y lo excomulgó. Luis convocó entonces un consejo eclesiástico e instaló al antipapa, Nicolás V, en Roma. En 1338, en la Dieta de Rhense, los electores hicieron una declaración trascendental: el rey de los alemanes sería elegido por mayoría electoral, así se evitaría la guerra civil, y sería automáticamente nombrado emperador sin ser coronado por el papa; esto se reflejó en el título, que se hizo oficial en el siglo XV, Sacro Emperador Romano Germánico. Los papas, por supuesto, se opusieron a esta decisión. Clemente VI entabló negociaciones con Carlos, rey de Bohemia y nieto de Enrique Vil. En 1347, fue elegido por cinco de los siete Electores, quienes habían depuesto previamente a Luis. Carlos IV de Luxemburgo ignoró diplomáticamente la cuestión del consentimiento papal. En la Bula de Oro (1356) especificaba quiénes serían desde entonces los siete electores: los obispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, el conde del Palatinado, el duque de Sajonia (un viejo título para un nuevo estado en el este), el margrave (conde) de Brandeburgo y el rey de Bohemia. A causa de que la bula hacía sus posesiones indivisibles, les otorgaba los monopolios de minas y aduanas, y les aseguraba donaciones de los candidatos, se convirtieron en los más poderosos de todos los príncipes.

Al haber asegurado el poder de los príncipes, Garios IV reforzó su propia dinastía en Bohemia. Adquirió Brandeburgo y tomó Silesia a Polonia para extender el Imperio hacia el este. Para obtener dinero, fomentó las industrias de la plata, vidrio y papel de Bohemia; embelleció Praga, su capital, con nuevos edificios de estilo gótico tardío, fundó una destacada universidad y mantuvo una corte brillante.

La Iglesia también fue atacada desde el punto de vista intelectual por los estudios humanistas de autores de la antigüedad clásica que se extendían desde Italia septentrional. Nicolás de Cusa propuso una teoría heliocéntrica de la astronomía que socavaba la aceptada visión bíblica de la creación. Los autores humanistas como Conradus Celtes, Willibald Pirkheimer, Johannes Reuchlin y Erasmo de Rotterdam propugnaban la pureza lingüística en el estudio bíblico y de otros textos, y satirizaban los abusos cometidos por la jerarquía eclesiástica. La invención de la imprenta por Johann Gutenberg hizo posible editar biblias, otros libros y panfletos en gran cantidad y a bajo coste. En consecuencia, los nuevos conocimientos podían llegar a más gente, lo que preparó el terreno intelectual para la Reforma. Las inquietudes espirituales de Martín Lutero se combinaron con las ambiciones seculares de los príncipes alemanes para producir la Reforma protestante. El movimiento para la reforma religiosa propugnaba la libertad religiosa aun a costa de la unidad cristiana de Occidente. Las luchas religiosas intensificaron los conflictos políticos europeos durante cien años.

RENACIMIENTO INGLES: En 1485 dio comienzo una edad de oro de la literatura inglesa que duró hasta 1660. A partir de la introducción de la imprenta, en 1476, el número de lectores se multiplicó. El aumento de la clase media, el desarrollo del comercio, la difusión de la educación entre los laicos y no sólo tos clérigos, la centralización del poder y de la intensa vida intelectual en la corte de los Tudor y los Estuardo, fueron elementos que favorecieron un nuevo ímpetu en la literatura. La nueva literatura, sin embargo, no florecerá del todo hasta 1550, durante el reinado de Isabel I. La aportación inglesa al movimiento europeo conocido como humanismo también pertenece a este periodo. El humanismo, que fomenta el estudio de los autores de la antigüedad clásica, favoreció la aparición de un estilo en el que se recreaban los moldes de la misma. La riqueza y profusión metafórica debe mucho a la fuerza educadora de este movimiento. La figura de Tomás Moro sobresale entre los humanistas ingleses por su obra escrita en latín Utopía (1516).

La poesía de comienzos del siglo XVI por lo general es menos importante, a excepción de la obra de John Skelton, que ofrece una curiosa combinación de influencias medievales y renacentistas. Los dos grandes innovadores de la poesía renacentista del último cuarto del siglo XVI son Philip Sídney y Edmundo Spencer.

Aunque la poesía renacentista vivió un periodo de auge, fue el drama el que disfrutó de mayor estima. La obra de su mayor representante, William Shakespeare, ha recibido reconocimiento universal. Anteriormente había existido el drama religioso, pero el teatro renacentista superó esa tradición medieval y, hacia 1580, se representaron comedias y tragedias escritas en un verso elaborado bajo la influencia de los ejemplos clásicos. El gusto popular exigía un sensacionalismo lejano del espíritu de la literatura griega y romana. Sólo Séneca sirvió de modelo a una tragedia popular de sangre y venganza, Tragedia española (1586) de Thomas Kyd. Unos años después, Christopher Marlowe inició la tradición de la crónica del destino fatal de reyes y potentados. La trágica historia del doctor Fausto (1604) y El judío de Malta (1633), sus obras más conocidas, están ya escritas en un estilo que en algunos aspectos se puede comparar al de Shakespeare.

En lo que se refiere a prosa, brilla especialmente la gran traducción de la Biblia, llamada Biblia del rey Jaime, o Versión autorizada, que se publicó en 1611 y supuso la culminación de dos siglos de esfuerzos por conseguir la mejor traducción inglesa de los textos originales. Su vocabulario, imágenes y ritmos han influido en los escritores en inglés de todas las épocas a partir de entonces.

Tanto la tragedia como la comedia isabelinas alcanzaron su auténtico florecimiento en la obra de Shakespeare. Más allá de su talento, de la riqueza de su estilo y de la complejidad de sus argumentos (en todo lo cual supera a los demás dramaturgos isabelinos), su comprensión del ser humano confiere a su obra una grandeza inmortal y le convierte en la figura más importante de la literatura inglesa. En sus comedias muestra el encanto pero también los aspectos ridículos de la naturaleza humana. Sus grandes tragedias bucean en las profundidades del alma. En sus últimas obras, gracias a la creación de una atmósfera misteriosa y exótica, y a los rápidos cambios entre buena y mala fortuna, anticipa los dramas de la época siguiente. Así se comprueba en la obra de la figura más influyente del teatro inglés de ese periodo, Ben Jonson.

ACTIVIDAD SUGERIDA: Identifica las tres características más representativas del renacimiento y del humanismo, con sus inmediatas consecuencias, en los siguientes países: Italia, Francia, España e Inglaterra.